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Cómo congelar lácteos y evitar desperdicios

Si quieres evitar desperdicios en tu cocina, echa un vistazo a este artículo. Te contaremos como congelar los lácteos para poder aprovecharlos de forma correcta. En Ovetus estamos concienciados con la minimización de desperdicios y queremos que tú participes en ello.

En Ovetus luchamos contra el desperdicio y es por ello que colaboramos con empresas como Too Good To Go, una aplicación donde nos puedes encontrar y comprar a precio reducido lo que nos ha sobrado en nuestras tiendas, y evitar así que esos productos se vayan a la basura.

En este artículo queremos ayudarte a disminuir, en la medida de lo posible, los desperdicios que se generan en el día a día. Vamos a contarte cómo puedes hacer para que los lácteos aguanten más tiempo.

Cómo congelar lácteos correctamente

Los lácteos son productos que están en la gran mayoría de casas de una u otra forma y es por ello que, a veces, se nos pueden estropear, ya sea por mala conservación o por no tener en cuenta la fecha de consumo recomendado.

Estamos acostumbrados a congelar alimentos y hacer acopio de ellos en despensa, nevera o congelador para así alargar la vida de alimentos como carnes, verduras, pescados, frutas y también lácteos. Debemos saber que, aunque el congelar alargue la vida de los alimentos, no es para siempre, es decir, tiene un tiempo de congelación. ¿A dónde queremos llegar? A que el congelador no hace magia, por ello debemos de tener en cuenta los tiempos y hacer congelaciones aptas.

No esperes hasta el último momento para congelar un lácteo o cualquier tipo de alimento, cuanto más fresco esté, mejor será.

Leche procesada y leche fresca:

La leche procesada, también conocida como UHT, es la leche que está sometida a un proceso de ultra pasteurización. Este proceso permite conservarla durante varios meses a temperatura ambiente.

Una vez se abre, debe conservarse en la nevera y su consumo se recomienda en los tres o cuatro días posteriores, aunque puede aguantar bien hasta la semana, pero, como ya hemos indicado, no es una fórmula matemática por lo que el olor y sabor te harán saber si está apta para el consumo.

¿Se puede congelar? Pues es raro que tengas que hacerlo, pero, si se da el caso, si sigue en buen estado y se guarda en un recipiente hermético y dejando espacio para el volumen que va a aumentar, se podrá congelar sin problema.

En el caso de la leche fresca que se comercializa en España, está siempre pasteurizada pero su vida es corta. La encontrarás refrigerada y debe de conservarse así antes y después de abrirse. Al ser un producto más delicado debe de congelarse con cuidado y de forma hermética. Una vez descongelada, agítala bien y debes tomarla en las siguientes 24 horas.

Nata líquida y nata montada:

En el caso de la nata líquida, se puede congelar de igual forma que la leche con independencia del porcentaje de materia grasa. Para la congelación podría hacerse en los propios envases de tetrabricks en los que se venden, pero es más recomendable hacerlo en envases herméticos dejando un espacio vacío.

Si vas a congelar una nata líquida con alto contenido graso puede que, cuando la descongeles, te parezca que se ha cortado, pero eso se debe a que se han separado la capa líquida de la capa grasa. Deberás batirlo bien o emulsionar, pero ya no te servirá para montarla.

Para la nata que ya viene montada hay cosas que debemos comentarte. Podrías congelarla, pero rápidamente, antes de que pierda el volumen y en recipientes aptos para que no se chafe. ¿El problema? Que no podrás montarla y que no suelen responder bien a la congelación. Nos estamos refiriendo a aquellas que encontramos en comercios en forma de spray.

Kéfir:

Este probiótico con gran contenido en bacterias vivas está en muchos hogares. Sus bacterias son buenas para el organismo por eso tiene tanta importancia su consumo.

Si preparas tú el kéfir, debes saber que los gránulos se pueden congelar si, previamente, los secas a temperatura ambiente en un recipiente sobre papel de cocina. Otra opción es en leche o agua. Si el kéfir lo compras ya hecho, podrás aplicar las mismas pautas que la nata o el yogur para su congelación.

Queso crema:

Este tipo de quesos no es conveniente congelarlos ya que, debido a su alto grado de materia grasa, perderán su cremosidad en el descongelado. Si la base de este queso es lo cremoso que es, ¿para qué congelarlo?

Quesos frescos:

Dentro de esta categoría entrarían una gran variedad de quesos muy conocidos por todos: tipo burgos, requesón, feta, rulo de cabra… ¿La congelación? Se podría, pero se trata de quesos con una vida muy corta y van a perder calidad en la congelación.

Cuando se trate de quesos sólidos y firmes, lo mejor será secarlos con papel de cocina y envolverlos en papel film antes del recipiente hermético. Aunque como decimos no será lo mismo.

Para los quesos que son más granulados, su descongelación no suele ser muy buena.

Quesos especiales:

Aquellos que contienen algún hongo como queso azul, cabrales, brie… no son recomendables congelar salvo que no quede de otra y evitemos el desperdicio. Evita la humedad y envuélvelo muy bien evitando el contacto con el aire.

Quesos duros:

Aquellos que vienen en cuñas son mejores para la congelación. Perderán cualidades en la congelación. Aquellos que sean grasos pueden volverse muy granulados y los que sean tiernos se conservarán mejor.

Para congelarlos, hazlo en porciones pequeñas o rállalos, incluso cortarlos en lascas. En estos casos, la congelación es mejor.

Mantequilla:

Si se trata de mantequilla 100% natural podrás congelarla mejor. Córtala en dados pequeños y congélala en recipientes herméticos. En el caso de la mantequilla te diremos que, para descongelarla, métela un día antes en la nevera.

 

¿Qué te han parecido todos estos tips? Si te parecía poco te damos uno más: apunta siempre la fecha de congelación de los productos porque, como dijimos al inicio de este artículo, la nevera o congelador no hace milagros.

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